Páginas

miércoles, 26 de junio de 2013

Más vale una retirada a tiempo

Hace pocos días, los medios de comunicación nos sorprendían con la noticia de un posible positivo en el control antidoping que se le hizo a Virginia Berasategui para la Triatlón de Bilbao. Después de desmentirlo y recurrir a una segunda prueba, finalmente salió la verdad: positivo por EPO. Para quien no lo sepa, la eritropoyetina (EPO) es una sustancia que produce nuestro cuerpo, pero que es inyectada artificialmente en el caso del dopaje, para estimular la producción de los glóbulos rojos (que transportan el oxígeno a los tejidos) y permite incrementar la resistencia al ejercicio físico aumentando la capacidad del transporte de oxígeno. 

Hoy, en una rueda de prensa, Virginia da la cara diciendo que sí, que es verdad, que se dopó porque ni su cuerpo ni su cabeza estaban preparadas para seguir aguantando la presión de estar en la élite del deporte. Durante más de 30 años, en su carrera deportiva, Virginia no ha dado un solo positivo hasta ahora (que se haya podido detectar y demostrar) y ahora, tras anunciar su retirada, en el que iba a ser su último triatlón, ha resultado que, al menos para ésta vez, se dopó. 

No conozco a Virgina personalmente. No sé si es una persona sincera o no, por lo tanto, no voy a juzgarla en cuanto este comportamiento, porque yo no sé qué haría en su lugar. Únicamente, me planteo una reflexión: ¿Qué haría yo? Desde mi posición de deportista amateur, tengo claro que no tomaría sustancias dopantes para intentar ganar. Eso sería un engaño para mí misma y para el resto. Y si no soy capaz de darme la vuelta a media carrera "escatimando" unos metros, tampoco tomaría ventaja de este modo. Algunas personas con las que he hablado de este tema, me han comentado que geles, isotónicos, recuperadores, aminoácidos... quizá podrían considerarse como doping, puesto que nos ayudan a mejorar. Pero estos productos mejoran nuestro rendimiento, no lo maximizan (al menos, lo que yo suelo tomar). El entrenamiento que seguimos, provoca un desgaste en nuestro cuerpo y hace que determinadas sustancias disminuyan en cantidad, y estos productos nos ayudan a reponerlas. De lo contrario, no podríamos mantener una vida saludable y un ritmo normal después de entrenar.

Para estar en la élite deportiva, hay que entrenar duro, sí, muy duro; pero también hay que tener unas cualidades y aptitudes especiales. Sin una genética favorable, sería imposible mantenerse o llegar a estar en lo más alto. Y, a pesar de tener esas cualidades, los años pasan (para todos) y el cuerpo no es el mismo. Supongo que por ese motivo, los deportistas toman la decisión de modificar su "composición", para seguir exprimiendo lo máximo del cuerpo unos años más. También tendrán que ver aspectos como publicidad, sponsors, prensa, seguidores... que ejercen presión sobre el deportista para que siga dando éxitos. Y todos se "emborrachan" de premios y pódiums, pero después de esa embriaguez, en la resaca, es cuando hay que ponerle un poco de sentido común a las cosas. ¿Vale la pena mentir, engañar? ¿Qué beneficio personal se saca de todo esto? ¿Qué imagen se da? 

No sé qué haría yo, de ser deportista de élite, pero lo que sí que es cierto es que, a día de hoy, más vale una retirada a tiempo, que una batalla perdida.

Os dejo aquí el vídeo de la declaración de Virgina Berasategui, por si alguien quiere echarle un vistazo.