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lunes, 24 de febrero de 2014

Be water, my friend...

"Be water, my friend"
No soy una deportista de élite, ni profesional. Simplemente popular del montón para abajo. Pero sí coincido con los grandes deportistas en una cosa: todos podemos sufrir LESIONES. El deporte nos trae muchos beneficios físicos y psicológicos pero, a medida que vamos progresando en nuestras capacidades, vamos aumentando también el riesgo a sufrir una lesión. Y cuando ésta llega, podemos llegar a desmoronarnos, por todo lo que se nos viene encima. 
Hoy hablo de lesiones, de dolor, de roturas, de inflamaciones, pero también de otros muchos momentos en los que nos vemos obligados a dejar el deporte por cualquier impedimento físico.

Mi hombro!!!
¿Qué sucede cuando, por el motivo que sea, tenemos que abandonar la práctica deportiva? Sucede un sentimiento de pérdida a nivel interno y externo. Externamente, claro está. Esas cualidades que habíamos ganado, fruto de la cantidad de horas invertidas en entrenamientos, van desapareciendo a medida que pasan los días y no nos ejercitamos. Esos músculos bien torneados, los abdominales que ya se empezaban a marcar, la velocidad, la resistencia... todo empieza a perderse... Internamente, empezamos a sentirnos fuera de lugar, que hemos perdido el status. Nuestr@s compañeros hablan de carreras, de entrenos... y nosotros nos tenemos que mantener al margen hasta llegar a sentirnos excluidos del grupo. Sin el deporte, nos sentimos vacíos, lejos de todo lo que hemos disfrutado hasta ahora, y pasamos a ver los toros desde la barrera.  Y quizá llegue un momento en el que se nos haga un nudo en el estómago al tener que asistir a animar a los nuestros, una vez más, en una competición que hubiésemos podido disputar, y nos vayamos directamente al bar, a rellenar nuestro vacío con unas tapas y unas cervezas. Hemos perdido el interés. Y eso duele. Por fuera, y por dentro.

Lidiar con una lesión requiere un esfuerzo físico y psicológico. Físico, porque habrá que hacer rehabilitación y eso, a menudo es aburrido y duele. Pero hay que hacerlo, no tenemos más remedio. Y, ¿qué pasa con el aspecto psicológico? Podemos seguir en ese bucle negativista, que nos lleve de bar en bar, o podemos darle la vuelta a la tortilla. SEAMOS POSITIV@S!!! Vamos a ver... No vamos a llegar a ninguna parte con el negativismo. No puedo hacer deporte, ese es un hecho. ¿Durante cuánto tiempo? No lo sé. ¿Voy a curarme antes regocijándome en lo desgraciada que soy? Probablemente no. Las lesiones tienen su curso a seguir. Además, múltiples estudios avalan que mentes positivas ayudan a recuperarse antes. ¿Es eso cierto? No lo sé, pero no pierdo nada en probarlo. Curarme antes, no sé si lo haré, pero al menos, invertiré el tiempo en hacer algo.
Imagen de www.psicocoaching.com

Pues bien, después de leer bastante sobre psicología, he podido encontrar una serie de pasos/estrategias a llevar a cabo cuando no podemos hacer deporte por algo físico. 

1. Aceptación: SÍ, ESTOY LESIONADA. El primer paso es admitir que tengo una lesión. No quiero decir que nos culpemos por habernos hecho daño (supongo que no será intencionado), sino que tomemos el control de ello, la responsabilidad.
2. ¿Qué me pasa?: Una vez determinado el mal, es importante saber de lo que nos pasa, cuánto más, mejor. Leer cosas diferentes, buenas, malas... de todo. Y, ante cualquier duda, preguntar al médico. Conociendo la lesión y sabiendo qué puede pasar o qué debes esperar, ayudará a reducir el nivel de estrés que genera la desinformación y nos permitirá controlarnos.
3. Sé positiv@: Muchas investigaciones nos muestran que se puede acelerar el proceso de recuperación al utilizar determinadas técnicas como la visualización o la auto-hipnosis. Las técnicas de visualización utilizan nuestros sentidos para crear imágenes mentales, sentimientos y sensaciones relacionadas con el deseo de recuperarse, haciéndonos sentir como si hubiese ocurrido realmente. (Ver How To Use Imagery and Self-Hypnosis for Sports).
4. Busca aliad@s: Como he dicho anteriormente, solemos alejarnos de todo cuando nos encontramos apartados del deporte. Podemos intentar adoptar otro rol dentro de nuestro círculo de amigos/compañeros.
5. Márcate nuevos objetivos:  Bien, estoy lesionada, y no puedo competir, pero eso no implica que no pueda marcarme objetivos (realistas) para conseguir dentro del proceso de curación de mi lesión. Ésto ayudará a mantenernos más motivados.
6. Mantente en forma: dependiendo del tipo de lesión, hay cosas que no podremos hacer, pero seguramente, tras el inicio de la lesión, podemos trabajar aspectos que quizá dejamos olvidados cuando entrenamos normalmente, como puede ser la flexibilidad y la relajación, que nos vendrán muy bien cuando empecemos a entrenar de nuevo.

Pues bien, aquí va mi aportación para tod@s los que por algún motivo u otro, no podemos hacer deporte momentáneamente. Con conocimiento, paciencia y apoyo, una lesión puede superarse sin que se derrumbe nuestro mundo (y le hagamos la vida imposible al resto). Tomemos las cosas con calma y serenidad, seamos realistas y sobretodo, mantengamos una actitud positiva. ¡Ánimo!

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