Ya llego. Sí, creo que ya llego al final del camino. Seis meses casi en blanco, apartada de los subidones de endorfinas por culpa de una lesión. Pero parece ser que sí, que esto ya llega a su fin. Me veo con ganas y con fuerzas de volver a ponerme a entrenar. Sé que va a costarme lo mío. Tanto tiempo rascándome la barriga hacen que te acomodes. Pero... algún día habrá que salir de la zona de confort, e ir a por lo incierto.
Hoy he ido de visita médica. Casi tres meses después de la operación, y ya puedo empezar a nadar. "Ni se te ocurra nadar a crol, porque te puedes romper". Esas han sido palabras del doctor. Sólo braza. Bien, haremos caso. Sólo braza, pero al menos estaré en remojo. Nadie va a creer que no he ido ni un solo día a la piscina aún... Porque sí lo he hecho. Y la sensación del primer día al meter la cabeza bajo el agua fue indescriptible. ¿Que sólo aguanté 600 metros? Sí, pero ¡qué momento!. Nada que ver con una buena ducha.
Así que bien, llegados a día de hoy, 28 de mayo, me aventuro a ponerme en marcha otra vez. No preguntéis si voy a competir, porque este año no lo haré. Prefiero reconstruirme y empezar un nuevo año con garantías. Sí haré alguna carrera, pero sin presión, de paseo, a disfrutar, como hice el fin de semana pasado acabando los 99km de la Polar Gran Fondo La Mussara. No todo es competir. Lo importante es disfrutar del camino. Y si es acompañada, mejor.